Todas las cosas en el Universo, incluido el cuerpo humano, se encuentran en un continuo estado de vibración y movimiento. Cada objeto o ser vivo tiene su propio movimiento vital, vibración y frecuencia única y armónica, y los más pequeños cambios de frecuencia pueden afectar al cuerpo y sus órganos internos.
A través del sonido y su vibración, se consigue desbloquear y armonizar los flujos naturales de los centros energéticos del Ser Humano.
En muchas ocasiones, debido a problemas psicológicos o emocionales, se producen desequilibrios puntuales que, cuando no se solucionan y se hacen crónicos, crean un circulo vicioso que produce depresiones, estrés, cansancio, incluso afecciones físicas de mayor o menor gravedad.
Estos desequilibrios se pueden corregir con un trabajo interior de maduración y crecimiento, que puede ser apoyado y estimulado por diferentes tipos de “Terapias Complementarias”, siendo de las más eficaces las de sonido y vibración, que producen instrumentos especiales como los cuencos y diapasones de cuarzo, campanas y cuencos de metal tibetanos.
A través de la emanación del sonido y las vibraciones que producen estos instrumentos, se consigue desbloquear y armonizar los flujos naturales de energía a nivel físico, mental y emocional.
Los sonidos y vibraciones tienen la propiedad de modificar las células y las ondas cerebrales, favoreciendo los estados de sanación, relajación, armonización y los trabajos de meditación.
El sonido nos ayuda por el principio de resonancia, gracias al cual una vibración más alta, intensa y armónica, contagia a otra más débil o en desarmonía.
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